¿Qué hicimos?

DÍA 1 / Llegada a Bratislava, de noche a las 16’10h.
No sabemos si este ha sido el último viaje de 2025 o el penúltimo, pero desde luego ha sido un muy buen viaje. Aterrizábamos en el aeropuerto de Bratislava 15 minutos antes de la hora prevista, (nuestro avión de Ryanair voló rapidito esta vez), sobre las 15’55h, muy nublado pero todavía de día.
El aeropuerto es pequeño y es muy fácil salir de la terminal, una vez fuera nos dirigimos hasta la parada de autobús. ¡Y de repente, noche cerrada! Aquí anochece poco después de las cuatro de la tarde. En Bratislava el 99% de las paradas de bus tienen una máquina en la que se pueden comprar los billetes para viajes desde 15 minutos hasta días y válidos durante toda la validez del billete para el transporte público de toda la ciudad.
Cogimos el bus de la línea 61 desde Letisko/Airport hasta Zimmy Stadión, caminamos tres minutos hasta la parada de la acera de enfrente, (cruzando por el paso subterráneo), y ahí tomamos el bus de la línea 47 hasta Partizanska. Luego un paseo de pocos minutos hasta el apartamento que nuestro anfitrión Ilja nos tenía preparado gracias a HomeExchange. Un apartamento pequeño, con todo lo necesario para pasar unos días cómodamente y a pocos metros del castillo de Bratislava, y a pocos metros del casco histórico de la ciudad.
Una vez dejadas nuestras mochilas en el apartamento, compradas unas cuantas cositas en el super de la esquina y dado que todavía era muy pronto salimos a la calle en busca de conocer un poquito el centro histórico de la capital. No nos costó mucho encontrarlo, y de repente, luces, música, tiendas y siguiendo a la gente el primer mercadillo de Navidad, el de la Marktplatz, la antigua plaza del mercado que ahora es la plaza principal de Bratislava con numerosos puestos de dulces, artesanía, gastronomía eslovaca y mucho vino caliente con infinidad de sabores para elegir.
Una cerveza en un pub típico del centro de la ciudad, «La Putika», y buscar al salir la estatua de bronce del operario saliendo de la alcantarilla y de nuevo al mercadillo para probar probar comida típica, el Zemiakové Placky, consistente en una tortita de patata rallada, mezclada con huevo, harina y especias y amasada después, (del tamaño de una pizza pequeña), frita y con ingredientes por encima, (salsa, cebolla, carne…). Muy buena pero con una es más que suficiente para cenar.
Seguimos caminando de vuelta al apartamento, callejeando, hasta llegar a la puerta de San Miguel y ya de paso fijándonos en lo que podríamos ver al día siguiente. Más adelante encontramos otro mercadillo navideño, justo delante del Teatro Nacional de Bratislava.
Cerca de las ocho de la tarde nos encaminamos ya a nuestro apartamento para descansar.
DÍA 2 / Bratislava a nuestro aire
No había necesidad de madrugar así que alargamos casi hasta las 9 la hora de levantarnos. Un desayuno con lo que habíamos comprado la tarde anterior. Teníamos todo el día para visitar Bratislava a nuestro aire, sin prisas.
El primer sitio por el que optamos visitar fue el castillo, que además nos quedaba muy cerca de casa. Un castillo que empezó a construirse en el siglo X, dominando desde lo alto de una colina el Danubio y que durante siglos fue sede de reyes y centro administrativo del reino, (Reino de Hungría). En 1783 la corte se trasladó a Viena y el castillo fue abandonado y un incendio unos años después lo redujo prácticamente a ruinas, hasta que a mediados del siglo XX se inició su restauración.
De ahí nos encaminamos al centro de la ciudad, de nuevo pasamos por la Puerta de San Miguel y descubrimos que, aparte de unos aseos en la primera planta a los que pudimos acceder sin pagar, se puede subir hasta arriba, (donde está la taquilla), y acceder a la pasarela exterior desde la que se tienen unas vistas inmejorables del caso histórico. Recorrimos tranquilamente sus calles, nos acercamos hasta la Catedral de San Martín la cual pudimos ver solo parcialmente puesto que en ese momento se celebraba un acto religioso y estaba restringido el acceso, entramos en tiendas hasta que llegó la hora de comer. Después de mucho leer opiniones nos decidimos por el restaurante Bratislava Flag Ship Restaurant, un antiguo teatro reconvertido en restaurante en el que se puede probar, a muy buen precio, comida típica eslovaca.
No tuvimos que hacer cola para entrar, (también es cierto que era la una y media del mediodía), y nos atendieron enseguida. Evidentemente pedimos platos típico de la zona. Pedimos los Bryndzove halusky, que son ñoquis de queso de oveja mezclados con un queso especial llamado Bryndza con tocino crujiente encima, (que resulta ser el plato típico eslovaco). También pedimos los mismos ñoquis de queso pero condimentados esta vez con col y salchichas, (nos gustó incluso más que el primero), y ya para finalizar pedimos la Kaputsnica, una sopa que viene dentro de un pan redondo vaciado por dentro. La sopa está elaborada con chucrut, patatas, setas secas, cebollas, salchichas y carne ahumada. ¡Deliciosa! (Hay un plato muy similar en Polonia pero allí se elabora con leche agria).
Con la barriga bien llena y ya a punto de anochecer decidimos tomar café fuera del restaurante, habíamos localizado una cafetería/pastelería bellísima y nos fuimos a por ella. El lugar se llama Konditorei Kormuth. El interior está decorado, (paredes y techos), con frescos renacentistas y exhibe antigüedades de los siglos XVI al XIX. El personal viste trajes tradicionales, mesas de forja y mármol rosa y los platos se sirven en fina porcelana china. Cafés, chocolates, tartas deliciosas y una consumición mínima por persona de 13.-€. ¿Caro?, tal vez sí, pero merece la pena y además uno de los camareros hablaba español ya que había estado estudiando en México.
Al salir decidimos encaminarnos hacia el mercadillo del Teatro Nacional, el de la Plaza Hviezdoslav, una de las plazas más importantes de la capital eslovaca. Pensábamos que era un mercadillo pequeño y resultó todo lo contrario. De ahí nos encaminamos a visitar la Iglesia de Santa Isabel, más conocida como la Iglesia Azul. Era ya noche cerrada y la iglesia no está iluminada en su exterior ni tampoco la luz de la calle era suficiente para contemplarla. Entramos en su interior, (estaban rezando el Santo Rosario), y nos quedamos muy sorprendidos al verla. El templo se construyó entre 1909 y 1913, de estilo modernista y se caracteriza por su color azul pastel y por su cubierta vidriada. El interior, también en diversos tonos de color azul y blanco, con muchos adornos modernistas y un oleo de la reina santa corona el altar principal. Realmente muy bonita. Volveríamos un par de días después a verla de día.
Era ya tarde, o al menos nos lo parecía a nosotros, ya que hacía horas que se había hecho de noche y decidimos dirigirnos a nuestro apartamento para descansar. Nos esperaba un viernes intenso.
DÍA 3 / La maravillosa ciudad de Viena
Viernes y nos íbamos a Viena. Una escapada que, aunque solo era para un día, nos hacía especial ilusión. Desde Austria Turismo nos habían hecho llegar dos Viena Pass y esto nos incluía los autobuses turísticos de Viena, (las 5 líneas), con viajes ilimitados los que nos permitía subir y bajar cuantas veces quisiéramos en cualquiera de las líneas y además la entrada a 90 atracciones de la ciudad, (palacios, museos, etc.). Nuestro tren salía desde la estación de ferrocarril a las 9’50h por lo que salimos de casa a las 8’45h. Un pequeño paseo de 10 minutos y tomamos el tranvía de la línea 1 que tras 5 paradas, (unos 8 minutos más o menos), nos dejaba en Hlavná Stanica, la estación de trenes. Allí debíamos tomar el tren regional REX8. El billete lo habíamos adquirido el día anterior a través de la plataforma Omio. ¡Ojo!, en Bratislava Omio no tiene oficina física y solo la tiene en Viena. Estando ya en el andén de repente despareció del luminoso nuestro tren y se nos comunicó que no iba a llegar y que, por tanto, teníamos que esperar al de las 10’50h, (una hora perdida). Al menos este segundo tren si salió puntual y en una hora estábamos ya en Viena, (Wien Hauptbahnhof). Una estación de trenes inmensa y de la que nos costó un poco salir a lo que hay que añadir nuestra pequeña dificultad para encontrar la parada del bus turístico Hop On-Hop Off. Dado el poco tiempo del que disponíamos decidimos tomar el bus de la línea roja, que por su recorrido era el que pasaba por los monumentos y museos más importantes de la ciudad, para ello nos montamos primero en el bus de la línea amarilla, (autobuses panorámicos de dos plantas, con audioguía en 19 idiomas), nos bajamos en la Ópera de Viena y ahí mismo tomamos el de la línea roja. Nuestra primera parada fue en el Palacio Imperial de Viena, (Hofburg). Un palacio inmenso, (solo cuenta con 2.600.- habitaciones), y que en dos de sus edificios se encuentra el museo de historia natural, (que también visitamos). De ahí, y dando un paseo de unos 20 minutos, recorriendo las calles de la capital y respirando su increíble ambiente navideño nos fuimos a comer. Turismo de Austria también nos regaló dos vales para comer en Alles Wurst, (Todo Salchichas). No hay nada más auténtico en Viena que sus puestos de salchichas que desde 2024 son Patrimonio Cultural Inmaterial y tienen una larga historia. ¡Gracias a Turismo de Austria por todo!
Y de repente, volvía a ser de noche. Fuimos a conocer la Iglesia Votivkirche en la que se celebra el Cathedral Light Show. Un espectáculo de luz inversivo, (de unos 30 minutos de duración), inspirado en el Génesis. Una experiencia espectacular de luz y sonido con la última tecnología, (aquí os dejamos el enlace para poder adquirir las entradas con Get Your Guide). Y que mejor que aprovechar que se hace de noche a las cuatro de la tarde para ir al mercadillo de Navidad del Ayuntamiento de Viena. ¡IMPRESIONANTE! Impresionantes las luces, impresionantes los espectáculos de luz, impresionantes los puestos de artesanía, de gastronomía, de vino, la noria, el tiovivo, su extensión… Si a todas las luces y toda la decoración le añadimos la niebla que envolvía Viena se creaba un ambiente de los más invernal, bonito, navideño y acogedor.
Al final acabamos probando el vino caliente con canela, un Happy Red Wine, que con el frío que hacía llegaba a reconfortar. A las 19h tomamos el bus de línea para ir a la estación de trenes para volver a Bratislava.
Desde luego tenemos que volver a Austria con mucho más tiempo para recorrerla con tranquilidad y visitar no solo Viena, Salzburgo o los sitios más turísticos sino todos los rincones menos conocidos y espectaculares que tiene este país.
Cerca de las nueve y media de la noche, y después de pasear por el mercadillo del Teatro Nacional entrábamos en el apartamento después de un día de mucho ajetreo.
DÍA 4 / Lo que nos quedaba por ver en Bratislava
Solo teníamos la mañana del sábado para terminar de visitar Bratislava y lo primero que hicimos después de desayunar fue ir a ver la Iglesia Azul para poder contemplarla a plena luz del día. Antes, y de camino nos encontramos con un mercado tradicional de agricultores, el Old Market Hall, cuyos puestos ahora habían sido sustituidos en parte por puestos de artesanía y comida y en su parte alta un mercado de segunda mano, (ropa, pinturas, discos, etc.). Nos sorprendió que a cualquier hora del día la gente, de cualquier edad, toma vino caliente. Retomamos nuestro camino y ahora si se mostró con todo su esplendor esta iglesia con su color azul característico y su decoración modernista. Un espectáculo para la vista. No pudimos entrar puesto que se estaba celebrando un acto religioso privado, un bautizo, pero sí pudimos contemplar su belleza exterior.
Ya la habíamos visto por dentro y ahora por fuera y nos quedaba ir al UFO. La torre que se alza en uno de los puentes que cruza el río Danubio, concretamente el Puente de la Insurrección Eslovaca, (o Puente Nuevo). El nombre de UFO le viene por su forma de ovni y se trata de una estructura con forma de platillo volante a 95 metros de altura y desde cuyo mirador se puede contemplar toda la capital eslovaca. También tiene una cafetería y un restaurante con vistas al río Danubio realmente espectaculares. La entrada cuesta 12.-€ por persona y se accede mediante un ascensor que rápidamente asciende hasta lo alto. ¿Los precios de la cafetería o del restaurante? Baratos no son, por poner un ejemplo, un café solo 6.-€.
Una vez fuera iba siendo hora de ir volviendo hacia el apartamento, parando antes para comer y decidimos hacerlo atravesando tranquilamente el mercadillo del Teatro Nacional. No pudimos resistir la tentación y acabamos comprando un Kürtoscalacs, o lo que viene siendo un chimney cake o pastel chimenea, hecho a la brasa y con topping de pistacho, canela y azúcar. ¡Delicioso!
Llegamos a nuestro apartamento y justo enfrente teníamos un bonito restaurante de comida georgiana y allí que nos metimos. El Pirosmani’s Samovar es un restaurante georgiano, delicadamente decorado, con música de piano y con un servicio y una comida excelente, y además económico. Solo dos platos pedimos para compartir, (la comida es contundente, calórica y saciante), primero un Adzarske Chacapuri, un masa parecida a la de la pizza, y cuyo centro se rellena de queso fundido y sobre el que se echa mas queso de cabra una yema de huevo. Todo esto se revuelve y resulta un plato espectacular. Después nos sirvieron un Gril z Bravcovych Rebier, carne de cerdo a la parrilla con verduras, muy muy bueno, y por supuesto todo esto acompañado de cerveza típica tanto eslovaca como georgiana.
Terminada la comida, subimos al apartamento, recogimos nuestras mochilas y ya en la calle tomamos el bus de la línea 44 hasta Karpatská y después el autobús número 61 hasta Letisko/Airport.
Solo media hora de retraso en el vuelo de vuelta y a las 10 de la noche aterrizábamos en el aeropuerto de Alicante-Elche Miguel Hernández.

Recomendaciones :
- Puerta de San Miguel.
- Catedral de San Martín.
- Pub La Putika.
- Mercadillo Navideño Marktplatz.
- Mercadillo Navideño Teatro Nacional de Bratislava.
- Castillo de Bratislava.
- Casco histórico de Bratislava.
- Cafetería Pastelería Konditorei Kormuth.
- Iglesia Azul o Iglesia de Santa Isabel.
- Puente Nuevo y UFO.
- Río Danubio.
- Plaza Mayor o Hlavne Namestie y Fuente de Maximiliano.
- Antiguo Ayuntamiento y Museo de la Ciudad de Bratislava.
- Palacio Primacial.
- Estatuas de bronce, (repartidas por la ciudad).
- Plaza Hviezdoslav.
- Slavín.
- Viena, (mínimo 3 o 4 días solo para esta ciudad).
- Hop On-Hop Off (Viena).
- Alles Wurst (Viena).
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