Alcalá del Júcar

¿Qué hicimos?

DÍA 1

Salimos cerca del mediodía del viernes 29 de septiembre y por delante nos quedaban alrededor de dos horas de viaje según Google Maps. Cogimos la autovía A-31 dirección a Madrid y al llegar a Alpera ya dejamos la autovía para coger la carretera CM-3201 que nos iba a llevar hasta nuestro destino. Era viernes y encontramos enseguida el parking público en el que por 2.-€ se puede dejar el coche durante 24 horas.

Durante el trayecto llamamos a un restaurante para reservar mesa para comer el cual estaba cerrado y nos derivaron a otro de su propiedad con vistas al río, concretamente al Restaurante Asador Vistasalrio. Sitio muy amplio, con una terraza grandísima junto al río Júcar pero que da la impresión de estar un tanto descuidado, con muchos camareros «paseando», (tal vez esperaban tener mayor afluencia de clientes un viernes a mediodía), y con una comida aceptable, (hemos probado gazpachos manchegos mucho mejores y mejor presentados).

Ya comidos, volvimos al coche a por nuestras maletas y empezamos a subir cuestas y escalones, primero para llegar a la Iglesia de San Andrés, (solo visitable cuando hay acto religioso, jueves y domingo), seguidamente para llegar a la carnicería Hnos. Gil, (un embutido y unas carnes muy buenas), luego a la izquierda unos cuantos escalones más y por fin la puerta del hotel La Casa del Juez, (Hotel Rural Singular). Un pequeño hotel rural con pocas habitaciones, muy tranquilo, muy bien atendido por Axel que nos trató estupendamente y que conserva muchos elementos originales, (bodega, despensas excavadas en la roca, madera, etc.), a pesar de sus más de 100 años de antigüedad. Dos fallos le pondría yo al hotel, la poca accesibilidad tanto para llegar a él como una vez dentro del propio hotel y la simplicidad del desayuno.

Una vez hecho el check-in y dejadas las maletas en la habitación nos fuimos a recorrer por nuestra cuenta el pueblo ya que la oficina de turismo, (aunque parezca mentira), solo abre los sábados y los domingos, (menos mal que viven del turismo).

Esa tarde entramos en la Cueva de Masagó-Gruta del Duende, (muy descuidada), y en la que casi al final del recorrido puedes tomarte una consumición que te entra con el precio de la entrada. Después un paseo por el pueblo recorriendo las calles y viendo las pocas tiendas que hay abiertas un viernes por la tarde.

DÍA 2

Nos levantamos a eso de las 9 de la mañana, desayunamos y lo primero que hicimos fue ir a la Oficina de Turismo, una breve explicación de qué visitar, horarios, precios un par de mapas y en menos de 4 minutos estábamos fuera. De ahí decidimos ir a hacer la ruta del agua que no es otra cosa que un pequeño paseo de unos 15 minutos aproximadamente y que discurre junto al río desde el puente romano hasta el final del pueblo donde está el puente de madera. La verdad no hay mucho que ver, eso si, obligatorio ponerse repelente de insectos porque los mosquitos te pueden comer en cuestión de segundos. Justo al terminar y volviendo hacía la plaza del pueblo pero por la otra pare del río pasamos por el restaurante que nos habían recomendado para comer, Los fogones del Chato, un lugar acogedor, con una buena terraza, con una muy buena atención y con una calidad de productos muy alta. Desde luego cuando nos dijeron que eran las mejores brasas del pueblo no se equivocaban.

Antes de la comida fuimos a la Cueva del Diablo-Garadén, mucho mejor ambientada y cuidad que la del día anterior y saliendo por el extremo opuesto al de la entrada fuimos casi a dar con el Castillo.

Pagar 5.-€ por visitar el Castillo y la casa cueva me parece una verdadera exageración. La casa cueva tiene un pase puesto que original y puedes hacerte una idea de las duras condiciones de vida que habían en aquellos tiempos, pero lo del Castillo es un auténtico despropósito. Partiendo de que no queda en su interior nada del mobiliario original como sí que hay en otros castillos, no hay tampoco ninguna exposición que ver, ni ningún audiovisual que te explique nada, ni por supuesto visitas guiadas, a todo esto hay que sumarle el estado de dejadez en el que se encuentra. Con cientos y cientos de firmas en sus paredes, cientos de desgraciados/as, por no llamarlos/as de otra manera, que en algún momento pensaron que era gracioso firmar en la piedra o que dejar ahí su impronta podía tener algún valor), con grafitis, si, he escrito grafitis, en color verde en lo que a lo mejor fue en su día la sala del trono, (si es que la hubo), sin tan siquiera paneles informativos que expliquen en que lugar estás o que pudo haber ahí en su día. Y nadie hace nada por reparar esos destrozos.

Salimos con nuestra decepción a cuestas y nos fuimos a comer y después de una suculenta comida volvimos al hotel a descansar. Por la tarde quisimos ir al Museo del Cine pero nos informaron que en la pandemia cerró y todo el material había sido llevado a las cuevas citadas anteriormente para ser expuesto ya que los dueños eran los mismos. Mentira, nada o casi nada del material de cine que había en este museo se encuentra expuesto en ninguna de las dos cuevas. Y es una lástima, porque era de lo mejorcito que visité en mi anterior visita a Alcalá del Júcar, ya que el museo se ubicaba en el antiguo cine del pueblo y era realmente muy nostálgico. A la plaza de toros no fuimos, (plaza de toros única por su forma irregular), ya que aparte de estar un tanto apartada no quería pagar por ver un lugar dónde se lleva a cabo el maltrato animal.

Ya de noche y un poco cansados tomamos un pequeño aperitivo y a descansar. Además el sábado durante todo el día y particularmente por la tarde/noche Alcalá del Júcar se convierte en el epicentro de las despedidas de soltero/a y no es apetecible encontrarse con decenas de grupos en algunos casos pasados de alcohol y gritando y cantando como si les fuese la vida en ello.

DÍA 3

El despertador sonó a eso de la 930h., desayuno, hacer las maletas y a las 11’30h subíamos al coche para regresar a casa, la verdad que un tanto desencantados, (al menos por mi parte). Yo, particularmente, recordaba otro Alcalá del Júcar, y está claro que o vas a practicar algún deporte acuático de los muchos que se pueden practicar en el río o deportes de aventura, o vas de despedida de soltero/a o realmente tienes pocas cosas para ver.