¿Qué hicimos?

Después de pasar mucho calor recorriendo la ciudad decidimos descansar hasta la hora de cenar. Un cena ligera, un helado de camino al hotel y un merecido descanso.
En cuanto sonó el despertador al día siguiente nos pusimos en marcha, una ducha, buscar un sitio para desayunar y después nos fuimos a visitar el Museo de Historia Natural, un museo que sorprende por lo que dentro contiene, y como ejemplo sirva el esqueleto completo de una ballena o un calamar gigante conservado en formol, un espacio que hay que visitar si se visita la ciudad. De ahí nos fuimos hasta el puerto para conocer el Museo Naval de Ferrol, (entrada gratuita), ubicado dentro de la base Naval de Ferrol, en el antiguo cuartel de presidiarios, un museo que como su nombre indica da a conocer la historia y se pueden contemplar piezas desde la época medieval hasta prácticamente nuestros días. Desde ahí y sin salir de la base pasamos a visitar el Museo de la Construcción Naval. En el se puede ver la evolución de los astilleros y los barcos a lo largo del tiempo, las antiguas formas de construcción artesanal de buques e incluso restos de la fragata Santa Maria Magdalena, rescatada en los años 70 del siglo XX, 200 años después de que se hundiera en la ría de Viveiro. Hechas las visitas culturales era prácticamente hora de comer y cogimos otro barco que nos llevó hasta Mugardos, nos habían recomendado dos restaurantes y finalmente nos decidimos por La Estrella del Muelle, sobre todo para poder probar el pulpo a la mugardesa, un pulpo con delicioso con pimientos rojo y verde sobre una base de patatas, totalmente recomendable, aparte de otras delicias como los pimientos do Couto y otras delicias del mar y de la tierra. A media tarde, volvimos a coger el barco de regreso y ya directamente nos fuimos al hotel para descansar y reponer fuerzas. Al día siguiente empezaba de verdad nuestro Camino de Santiago. Este año iba a ser un poco diferente, no íbamos a llegar a Santiago y las etapas más largas las habíamos partido en dos para no cansarnos tanto y alargar nuestra estancia en Galicia.

DÍAS 1 Y 2 – Conociendo Ferrol y su ría.
Cerca de las 09’40h tomábamos tierra en Santiago de Compostela, cogimos el bus en el mismo aeropuerto que nos llevó hasta la estación de autobuses de la ciudad y ahí cogimos otro autobús que en cuestión de 50 minutos nos dejaba en Ferrol. A poco más de un kilómetro teníamos nuestros hotel, (Hotel Silva), un pequeño hotel de 1 estrella más que suficiente para descansar antes de de iniciar el Camino. Hecho el check-in nos encaminamos hacia el puerto, por recomendación expresa de Miniontour.es habíamos quedado con Xulio, de Secret Galicia, en su restaurante, Ultreia Ferrol.
Xulio nos explico con todo lujo de detalles que podíamos ver y hacer en Ferrol esa misma tarde y durante el día siguiente, y después de comer y sin descanso nos pusimos manos a la obra. Lo primero que hicimos fue subirnos a un barco que nos llevó por toda la ría de Ferrol, mostrándonos las antiguas fortificaciones y castillos que circundan la ría, (Castillo de San Felipe y Castillo de A Palma, el antiguo arsenal, las Baterías de San Cristovo y de San Carlos, los antiguos astilleros), y enseñándonos, en definitiva, un paisaje maravilloso cargado de historia, (por cierto si alguien encuentra una gorra negra en alguna orilla de la ría que sepa que es mía, el viento me la arrancó de la cabeza y la gorra cayó al agua). De vuelta al puerto nos dedicamos a recorrer el barrio de Canido y vimos todas, (a lo mejor se nos escapó alguna), la Meninas de Ferrol. Autenticas obras de arte gigantescas pintadas en las paredes y fachadas de los edificios, una iniciativa que modificó el aspecto del barrio y no solo eso, sino que le dio vida y lo cambió por completo, pasando de ser un barrio prácticamente vacío a ser en la actualidad una buena zona de Ferrol.
DÍA 3 – Empezamos a caminar
ETAPA 1 / FERROL – FENE
El despertador sonó a las 7’15h, había que recoger, teníamos que prepararnos y había que dejar las mochilas en recepción para que la empresa que habíamos contratado, Pilbeo, viniera a recogerlas para dejarlas en el siguiente destino. Salimos del hotel poco antes de la 8 de la mañana, desayunamos y fuimos hasta el punto de partida. Realmente la etapa original era Ferrol – Neda, pero tuvimos que alargarla unos pocos kilómetros puesto que no encontramos alojamiento en Neda. Así que nos fuimos hasta el O Albergue de Fene. Esta etapa de poco más de 16 kilómetros transcurre tranquila bordeando siempre la ría de Ferrol, una etapa que da inicio por un itinerario urbano por el Ferrol Vello, que transcurre por el Parador Nacional de Ferrol, pasando junto a los cuarteles de la Infantería de Marina y rodeando el perímetro de la muralla de los astilleros. El camino continua rodeando la ría de Ferrol y se pueden ver al otro lado Neda y Fene, nuestro destino. Sigue el camino por el Concello de Narón, llegando al polígono industrial A Gándara, después viene A Faisca. Seguimos caminando para llegar al Monasterio de San Martiño de Xubia, también conocido como Mosteiro do Couto. Merece la pena parar unos minutos para sellar la credencial y visitar este monasterio del siglo XII y su iglesia románica. Dejamos el monasterio y nos encaminamos por el Camino do Salto. Por aquí, se pueden ver junto a los hitos jacobeos otros decorados con un pez rojo, se trata del itinerario hacia el Santuario de San Andrés de Teixido y que coincide hasta O Pronto con el Camino Inglés. Caminando tranquilamente llegamos al río Xubia, y cruzando el puente nos encontramos ya en Neda. Solo teníamos que haber seguido unos pocos kilómetros más para llegar a Fene pero habíamos leído que a unos 5 kilómetros, más o menos, estaba el salto de agua posiblemente más bonito y más alto de Galicia, Fervenza do Belelle, es más, nos habían incluso facilitado el nombre y el teléfono de un taxista de Neda, que nos podía acercar y después recoger a la hora convenida, pero ya que estábamos puestos decidimos hacer esos 5 kilómetros andando. El sitio hay que visitarlo si o si, no hay nada como darse un baño frío en las aguas del río, junto al salto de agua, después de una caminata. El «problema» vino después, en lugar de volver a Neda y reemprender el camino donde lo habíamos dejado nos guiamos para llegar a Fene con Google Maps. Nos trazó un camino alternativo, de casi 7 kilómetros, que nos hizo atravesar un monte donde todo el camino era cuesta arriba y en el que continuamente veíamos Ferrol en frente nuestro y Neda a nuestros pies. Tal fue el recorrido que antes de llegar a nuestro destino y sin saber dónde nos encontrábamos tuvimos que pedirle a un señor que se encontraba tranquilamente , (y tan tranquilamente, porque por allí en más de tres horas no pasó absolutamente nadie ni a pie, ni a caballo ni en coche), que nos rellenara nuestras botellas de agua, (por dos veces), para poder llegar al albergue. Al final llegamos, y una etapa que hubiese sido de poco más de 18 kilómetros se convirtió en una de 28, casi deshidratados y muy agotados. Ya en el albergue y una vez duchados salimos al supermercado más cercano para comprar algo para cenar en el mismo albergue e irnos a dormir pronto.
DÍA 4 – Segunda etapa con mucho cansancio en las piernas
ETAPA 2 / FENE – PONTEDEUME
Antes de las 6 de la mañana ya se oía movimiento en el albergue de peregrinos que empezaban a levantarse. Nosotros lo hicimos sobre las 7’30h. El ritual de todas las mañanas antes de salir y después a buscar un bar en el que desayunar. Poco después de las 8 estábamos ya en marcha camino de Pontedeume. En teoría esta etapa debía ser de 16 kilómetros en total pero como el día anterior ya habíamos avanzado 3 al haber llegado hasta Fene nos quedaban solo 13 kilómetros y se nos podía hacer hasta corta. La etapa la iniciamos por la calle de Fraga para llegar al lugar de As Foxas y después a Chamoso y Mundín. Pasado esto entramos en un precioso y tupido camino de helechos y eucaliptos que asciende hasta la N-651. De ahí a Rego da Moa, la parroquia de Santiago de Barallobre y entre huertas llegamos al polígono de Vilar do Colo, entre los concellos de Fene y Cabanas. Cruzamos por debajo la N-651, subimos escaleras, continuamos por el arcén, seguimos por una carretera local, otra vez un cruce peligroso en la N-651 y por fin llegamos a Cabanas. Una vez aquí solo teníamos que seguir las flechas que nos llevaban hasta el puente sobre el río Eume y una vez cruzado por fin nos encontramos en Pontedeume. Hasta aquí todo bien, fuimos a la plaza del ayuntamiento a tomar una cerveza y unos callos, visitamos la Iglesia de Santiago, y de ahí, pensando que por la tarde podríamos visitar el resto del pueblo, decidimos irnos hasta nuestro alojamiento, la Pension Meson Paz. Ya habíamos leído que la salida de Pontedeume para continuar con las etapas del Camino empezaba con una fuerte y larga subida, lo que no sabíamos es que nuestro alojamiento se encontraba en la mitad de esa «larga y fuerte subida». Llegamos completamente sudados y exahustos, solo queríamos beber algo y darnos una ducha fría, cosa que hicimos inmediatamente en cuanto nos dieron la llave de la habitación. En lo que respecta al alojamiento hay que decir que las habitaciones eran amplias, tranquilas y muy limpias pero lo que es el mesón, ¡ay el mesón!, la limpieza brillaba por su ausencia, pero estábamos tan cansado que aún así comimos allí mismo. Por la tarde, después de descansar decidimos dar un tranquilo paseo por el pueblo, pero nada mas ver la enorme cuesta que horas antes habíamos subido y que tendríamos que volver a subir después preferimos volvernos a la habitación y descansar hasta la hora de la cena. Había que estar frescos para la tercera etapa.
DÍA 5 – Etapa tranquiliza para llegar a la playa
ETAPA 3 / PONTEDEUME – MIÑO
Esta debería haber sido la etapa que nos hubiese llevado hasta Betanzos pero dedicamos partirla en dos y parar en Miño y hacer solo 11 o 12 kilómetros. Empezamos la etapa como terminamos la del día anterior, subiendo una cuesta que nunca acababa y nos dejaba sin oxígeno, menos mal que el día había amanecido nublado y fresco cosa que agradecimos enormemente. Llegamos a la altura de la N-651 y nos desviamos hacia O Barro, seguimos subiendo y tras dos desvíos llegamos a una pequeña carretera rural, (supuestamente el viejo camino), y ya prácticamente entramos en el Concello de Miño. Bajamos hasta Buiña, y entre merenderos y zonas verdes sorteamos el campo de golf de Martinsa-Fadesa, atravesado el campo de golf entramos en el bosque para sortear la autopista AP-9 y de nuevo una exigente rampa bajo los eucaliptos. Llegamos a Viadeiro y Outerio, el puente sobre el río Baxoi, las casas de A Prata, cruzamos por debajo el viaducto de la AP-9, que cruza las marisma del Baxoi, pasamos junto al peaje de la autopista para entrar por fin en Miño por las ruas da Fonte y Pardiñeira. Aquí nuestro alojamiento era el Hotel Crisol de las Rías, un pequeño hotel de dos estrellas, situado a unos 20 metros de la playa y que tiene, posiblemente y según dicen, el mejor restaurante de todo Miño. Nuestra habitación todavía no estaba preparada ya que habíamos llegado a mediodía y el recepcionista nos dijo que podíamos comer, (ya que el restaurante del hotel estaba al completo), en el restaurante O Cancelo, a unos 200 metros de nuestra ubicación y después volver para poder ya entrar en la habitación. No entendemos como este restaurante tiene 4 estrellas en Tripadvisor. El mal servicio, la antipatía, la dejadez y la poca profesionalidad que nos demostraron hace que no podamos recomendar este sitio en absoluto. Volvimos al hotel, muy decepcionados, y el mismo recepcionista se encargó de buscarnos acomodo en el restaurante del hotel donde pudimos comer tranquilamente. Terminada la comida entramos en nuestra habitación para descansar. A media tarde fuimos a la playa, la marea había subido más de 30 metros, y dimos un agradable paseo bajo el sol por la orilla de la playa. Llegó la noche, cenamos y nos fuimos a dormir. A las 07’15 iba a volver a sonar el despertador.
DÍA 6 – Última etapa del camino de este año
ETAPA 4 / MIÑO – BETANZOS
Último día de camino, (al menos por este año). El día empezaba con prisas, un whatsapp de la empresa que nos llevaba las mochilas nos pedía que por favor estas estuviesen a las 8 de la mañana en recepción puesto que serían las primeras en ser recogidas. Ya íbamos con prisas. Bajamos a recepción, dejamos las mochilas a tiempo y nos dispusimos a desayunar tranquilamente. Una vez pagada la cuenta del hotel emprendimos camino hacia Betanzos. A pocos metros del hotel, en dirección hacia el inicio del camino, nos encontramos con la Oficina de Turismo de Miño en la que nos atendieron de manera espectacular y en la que por supuesto nos pusieron el cuño en nuestras credenciales de peregrino. Teníamos por delante unos 12 kilómetros y el día había amanecido nublado y con una temperatura de unos 18ºC. Llegamos a la rua Real, cruzamos las vías y delante nuestra una panorámica de la ría de Betanzos y la desembocadura del río Lambre, pasamos por A Ponte do Porco y a nuestra derecha la playa de la Alameda. Cruzamos por debajo la N-651, (que nos viene acompañando todo el camino), y después cruzamos el río Lambre por el Ponte do Porco y entramos en el Concello de Paderne. Tras el puente nos desviamos y nos recibió una brutal rampa de asfalto. Una vez arriba descendimos por una pista sombreada, (todo lo que sube tiene que bajar), y después otro ascenso a Montecelo y de ahí al lugar de Tresmil, seguimos avanzando y llegamos a Os Barreiros hasta Porto de Abaixo, (aquí nosotros no vimos el desvío de 90º que hacía el camino y seguimos rectos hasta darnos cuenta en el siguiente cruce que no habían flechas amarillas indicando el camino a seguir, por lo que tuvimos que desandar unos metros lo andado hasta encontrar el desvío), otra rampa hasta A Peñoubiña y ya en Chantada. Poco después entrábamos en el Concello de Betanzos con vistas a la ría y a la desembocadura del río Mandeo para llegar a la iglesia románica de San Martiño de Tiobre, la cual visitamos. Dejando a nuestras espaldas la iglesia bajamos por O Barral para después volver a ascender para llegar a la DP-0902 que conduce al cementerio de Betanzos. Callejeando ya cruzamos el puente viejo sobre el río Mendeo para entrar en Betanzos por la Porta da Ponte Vella, una de las cinco puertas de la antigua muralla.
Esta vez nuestro alojamiento, la Pensión La Plaza, estaba en pleno centro de la ciudad. Llamamos al timbre para al menos dejar las mochilas que llevábamos en la espalda pero nos dijeron que el check-in era a partir de las 14h así que decidimos ir a refrescarnos, (con las mochilas en la espalda), en uno de los muchos bares y restaurantes que tiene Betanzos. A las 2 en punto de la tarde entrábamos en la pesión, en la que nos trataron de maravilla, con unas instalaciones que ya quisieran algunos hoteles y en la que además nos recomendaron dónde comer, el Café Bar Peke, en el que pudimos degustar un buen lacón y carne gallega y en el que nos invitaron a ir por la noche para cenar. Al pedir la famosa tortilla de Betanzos nos dijeron que nos la tenían que hacer solo para nosotros, que si en algún lugar nos las servían fría o calentada al microondas o nos servían un pincho que bajo ningún concepto nos la comiéramos puesto que el huevo que lleva no llega a estar del todo cuajado y por tanto puede no estar en condiciones para el consumo, (el huevo tiene que ensuciar el plato pero no desbordarlo, así es como tiene que estar la tortilla). Nos fuimos a descansar, por la tarde visitamos el pueblo, desde luego el que más gente tenía por sus calles de todos los que habíamos visitado hasta el momento y llegada la hora de cenar volvimos al Café Bar Peke donde nos hicieron una tortilla de Betanzos para dos que estaba para mojar pan, (lo hicimos), espectacular, (de hecho nos dijo la cocinera y dueña del local que habían ganado hacía 4 años el concurso de tortillas de la localidad).
Con el estómago lleno nos fuimos a dormir. Nuestro tren salía a las 9’45h del día siguiente en dirección a A Coruña para allí hacer un transbordo y llegar a Santiago de Compostela. Menos mal que habíamos comprado en la web de Renfe los billetes. En Betanzos hay dos estaciones, Betanzos Infesta, (una estación de ferrocarril en condiciones a las afuera de la ciudad), y Betanzos Cidade, (dentro de la ciudad), pues bien, elegimos salir de Betanzos Cidade y la estación, (si se le puede llamar así), está completamente desvalijada y llena de grafitis y allí solo para el tren, no es posible comprar billetes puesto que no existe una taquilla para poder hacerlo.
DÍAS 7 Y 8 – Recorriendo Santiago de Compostela a nuestro aire
Puntual a la 9’45h llegaba el tren, en poco más de 40 minutos estábamos ya en A Coruña, tuvimos que esperar una media hora para coger otro tren que en cuestión de 25 minutos nos dejaba en la estación de trenes de Santiado de Compostela. Callejeando llegamos hasta nuestro alojamiento, la Pensión con Encanto San Martiño Pinario, a menos de 200 metros de la Plaza del Obradoiro. Una pequeña pensión en un antiguo edificio rehabilitado con apenas 5 habitaciones, decoradas con gusto, en una tranquila plaza del centro de Santiago y que nos iba a servir para descansar tranquilamente después de los kilómetros hechos. Comimos en un pequeño bar que teníamos enfrente un menú peregrino a base de caldo gallego, descansamos después de comer, paseamos plácidamente por la ciudad, tomamos alguna copa en una terraza, cenamos algo ligero y nos fuimos a dormir, al día siguiente queríamos ir a las 9 de la mañana a la Misa del Peregrino en la Catedral de Santiago.
Nos levantamos a la 8 de la mañana para ir a la catedral, pudimos recorrerla y visitarla entera sin pagar la entrada y finalmente no nos quedamos a la misa, decidimos salir e irnos a desayunar en la Pensión Campanas de San Juan, un pequeño local con habitaciones en el que pudimos tomar un buen desayuno. De ahí nos fuimos hasta el Mercado de Abastos, queríamos ver si podíamos comer allí, comprar nosotros mismos el marisco, que nos lo cocinasen y comerlo en alguno de los muchos bares que hay dentro del mercado. Nos dieron alguna indicaciones, unas más convincentes que otras y seguimos paseando por la ciudad. Nos acordamos que en algún lugar habíamos leído algo de un restaurante llamado Taberna O Gato Negro y dado que era pronto, las 12 del mediodía, y abrían a las 13h decidimos ir a echar un vistazo. Cuando llegamos había cola en la puerta a pesar de estar todavía cerrado. Ni cortos ni perezosos descartamos comer en el Mercado y nos pusimos a la cola. Cinco minutos después de la una del mediodía nos sentábamos a comer. El local es de lo más sencillo que uno pueda esperar, sin apenas decoración pero en el que sirven, posiblemente sino el mejor, uno de los mejores productos de Santiago. Pedimos pulpo a feira, mejillones al vapor, almejas y percebes, acompañados de pan gallego y un buen albariño frío, y de postre una tarta casera de queso y un poco de orujo.
Saciados, era hora de recoger nuestras mochilas y emprender camino hacia el aeropuerto. Pasada la media noche entrábamos en casa, agotados pero felices.
El año que viene terminaremos el Camino Inglés, pero esta vez empezando desde A Coruña para encontrar el camino donde lo hemos dejado este año y llegar, después de más de 100 kilómetros a Santiado de Compostela.
Recomendaciones :
- Ultreia Ferrol
- Museo de Historia Natural de Ferrol
- Museo Naval de Ferrol
- Museo de la Construcción Naval de Ferrol
- Barrio de Canido y las Meninas de Ferrol
- Hotel Silva
- Restaurante La Estrella del Muelle, (Mugardos)
- Fervenza do Belelle
- Ría de Ferrol, Ría de Betanzos, Ría de Miño
- Pensión La Plaza, (Betanzos)
- Café Bar Peke, (Betanzos)
- Hotel Crisol de las Rías, (Miño)
- Pensión con Encanto San Martiño Pinario, (Santiago de Compostela)
- Pensión Campanas de San Juan, (Santiago de Compostela)
- Mercado de Abastos, (Santiago de Compostela)
- Taberna O Gato Negro, (Santiago de Compostela)
- Santiago de Compostela
- Betanzos
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