Monasterio de Piedra: Un viaje por la naturaleza y su historia

¿Qué hicimos?

DÍA 1 / Inicio del viaje y llegada a Calmarza.

Viaje en familia, (esta vez con perro incluido). Último viernes de abril, 16h, coche lleno y algo más de 5 horas de viaje por delante hasta llegar a nuestro destino. Era nuestro primer viaje familiar del año y en esta ocasión el perro también se venía con nosotros. Por delante teníamos mucho camino hasta llegar al pequeño pueblo de Calmarza, (Zaragoza), a una media hora del Monasterio de Piedra, que es lo que realmente queríamos visitar.
Calmarza es un pequeño pueblo de algo más de 60 habitantes, (con bar, con iglesia, pero sin tiendas, sin farmacia, sin médico, sin escuela), rodeado de mucha agua y de una naturaleza exuberante, un pueblo en el que se respira paz y tranquilidad y en el que solo se oye el sonido del agua y el canto de los pájaros, no hay gritos, no hay coches, no hay fábricas, no hay sirenas. Elegimos hospedarnos en una apartamento rural llamado La Cascada de Calmarza, (aquí os dejamos el link del alojamiento), y después de 5 horas y cuarto de viaje, (con parada incluida para que el perrito hiciera sus necesidades), llegamos a nuestro destino. Ni que decir tiene que el apartamento rural que cogimos fue una elección excelente. Nada más abrir la puerta, Cecilia, nuestra anfitriona, nos había dejado la estufa de pellets encendida con lo que el ambiente ya era de lo más acogedor. Un apartamento con tres habitaciones, salón-comedor con cocina y un cuarto de baño, y que además disponía de todo lo necesario para pasar un fin de semana, (desde ropa de cama, toallas, secador de pelo, leche, aceite, café, etc., etc.). Antes de cenar decidimos tomar una cerveza en el bar del pueblo, bar en el que nuestra fabulosa anfitriona ya había advertido de nuestra llegada y en el que nos trataron excelentemente, (y donde además nos iban a adaptar la comida para que fuera libre de gluten). Después de la cervecita, cena en el apartamento, despertador puesto a las 08:15h de la mañana y a dormir.

DÍA 2 / Visita al Monasterio de Piedra y «casi» ruta de senderismo.

Temprano arriba. La temperatura en el exterior de la casa sobre unos 7ºC aproximadamente. Desayuno, y a las 9:15h todos en el coche, (el perro también, por supuesto). Por delante media horita de viaje para llegar a Nuévalos, localidad en la que se encuentra el Monasterio de Piedra, (más o menos unos 25 kilómetros). Esta vez no llevábamos las entradas compradas anticipadamente como en otros viajes puesto que si queríamos aprovechar el precio reducido para estudiantes, Carnet Joven, etc., era necesario comprarlas en taquilla como así hicimos, (indicar que la zona de aparcamiento de este recinto es muy amplia). El Monasterio de Piedra fue declarado paisaje pintoresco en 1945 y Jardín Histórico en 2010, el parque acoge densos bosques de ribera, es uno de los ecosistemas de mayor riqueza biológica donde se encuentran muchas especies de animales y plantas en un espacio relativamente reducido y una gran variedad de árboles gigantescos.

Antes vamos con un poquito de historia de este precioso lugar. La historia del monasterio en si viene del año 1186 cuando el Rey don Alfonso II de Aragón y su esposa, donaron a los monjes de Poblet el castillo de Piedra para fundar aquí un monasterio cisterciense. En 1194, 12 monjes y un Abad se establecieron junto al río Piedra en un monasterio provisional. El Monasterio actual empezó a construirse en 1203. En 1218 las obras estaban suficientemente avanzadas como para que los monjes pudieran ocupar los edificios. Finalmente se abandonó en 1835 debido a la Desamortización de Mendizábal, el templo fue destruido y sus imágenes mutiladas durante el tiempo que medió entre la revolución de 1835 y el año 1840, comprado por un particular ese mismo año y reconvertido posteriormente en establecimiento turístico. Se catalogó como Monumento Nacional en febrero de 1983. Eclesiásticamente está incluido en el arciprestazgo del Alto Jalón, Diócesis de Tarazona.

Y ahora volvamos a nuestra visita. Hay que decir que después de la DANA de finales de 2024 el parque, (el Jardín Histórico), ha sido reconstruido y de hecho la reapertura del mismo se produjo el pasado 22 de marzo. El recorrido se inicia una vez se pasa el control de entrada, (primero una foto de familia), y el camino lleva en primer lugar al Vergel de Juan Federico Muntadas, (antes uno se puede hacer una fotografía con un búho, fotografía que luego se puede comprar a la salida, al igual que la foto de familia). Siguiendo las flechas azules se llega al Baño de Diana y después al Lago de los Patos, (precisamente no es que hubieran muchos patos el día de nuestra visita). Seguidamente se nos presenta la Cascada Trinidad y muy cerquita de esta está la Gruta de la Pantera y la Gruta de la Bacante y la del Artista. Pasado este tramo vemos la imponente Cascada La Caprichosa la cual tiene un mirador, (el Mirador de la Caprichosa). Pasamos por los Vadillos, el Parque de Pradilla, después un magnífico lugar con unos árboles gigantescos y una preciosa cascada, Los Fresnos Altos y Los Fresnos Bajos para llegar después a la Cascada Iris y pasar por la gruta que lleva el mismo nombre. Una vez pasada la Gruta Iris se nos presenta ante nosotros la majestuosa cascada Pie de Cola de Caballo. La lástima es que debido a la DANA de finales del pasado año la gruta que permite observar este salto de agua desde detrás todavía no estaba disponible para poder ser visitada.
Seguimos bajando y llegamos hasta Las Pesqueras y el Centro de Piscicultura, (aquí se pueden observar una gran cantidad de peces, crustáceos e incluso serpientes de agua). En esta parte del parque hay bancos y mesas de madera para poder descansar y poder comer algo así como también un pequeño bar en el que poder comprar refrescos, agua, bocadillos, etc.
Aquí, en esta parte del parque y mientras descansábamos, aprovechó @byneuslopez para pintar una preciosa acuarela de este sitio. Una vez repuestas las fuerzas nos fuimos a contemplar el Lago de los Espejos, de ahí a la Peña del Diablo y enseguida se accede a otra pequeña zona de descanso, (aquí nosotros no nos paramos), y continuamos hacia la Fuente del Señor, la Cascada de los Chorreaderos, pasamos por el exterior de la Gruta de la Carmela, (también cerrada), hasta llegar a la Cascada Sombría.
A partir de este punto toca seguir las flechas rojas, deshacer parte de lo andado, pasando por las Cuatro Calles hasta llegar a la salida del parque, (en la que evidentemente compramos las fotografías que nos habían hecho al entrar). Dentro de todo este recorrido se pueden encontrar algunos recorridos adicionales para los que merece la pena desviarse un poco y visitarlos, como por ejemplo el Paseo de la Olmeda, el Mirador de la Puerta Negra o el Mirador Cola de Caballo por poner solo tres ejemplos.

Una vez fuera del parque tocaba visitar lo que queda del monasterio de la Orden del Císter, (se accede con la misma entrada). Aquí si uno va con perro, como era nuestro caso, no dejan pasar a menos que el perro vaya dentro de un «transportín» o una mochila especial para el animal. Nosotros llevábamos una mochila bandolera en la que nuestro perro cabía perfectamente, (este es el enlace por si os interesa adquirir la misma mochila).
Se puede visitar lo que queda de este antiguo monasterio de la Orden Cisterciense, todavía se pueden ver y entrar a algunas estancias como por ejemplo el claustro, el refectorio, parte de lo que fue la iglesia con su altar, algunos pasillos originales e incluso los impresionantes bajos del monasterio en los que se ha instalado el Museo del Vino que recrea como estos monjes elaboraban esta bebida. Pero sin duda, lo más llamativo y que más impresiona es poder bajar a la cripta del monasterio en la que se pueden ver los nichos, (la mayoría tapiados), aunque en uno de ellos, cerrado con un cristal, todavía se conservan los huesos «supuestamente» de un monje.

Terminada la visita emprendimos la marcha hacia Calmarza, nuestra «base de operaciones». Teníamos reservada la comida en el bar del pueblo ya que el menú estaba completamente adaptado para personas celíacas gracias a las gestiones hechas por la anfitriona de la casa. Un bar acogedor, amplio, muy limpio y con unos platos riquísimos y además con Mª José atendiéndonos, una persona simpática, amable y que nos atendió maravillosamente bien, (y además el local se encuentra a un minuto de la preciosa Cascada de Calmarza).
Después de la comida teníamos decidido hacer una ruta de senderismo ya que tanto desde Calmarza como de los pueblos cercanos, (Nuévalos, Ibdes, Jaraba, etc.), parten muchísimas rutas. En nuestro caso nos decidimos por la del Mirador de los Buitres-Barranco de la Tejera. De hecho, en el pueblo nos habían dicho que era una de las rutas más bonitas pero nosotros no pudimos llegar hasta el mirador ya que en algún momento debimos coger un camino equivocado y acabamos viendo lo que supuestamente era el mirador desde una carretera, es decir acabamos perdidos. De vuelta a nuestra casa tomamos un atajo, (en realidad era un sendero local debidamente señalizado), que nos llevaba a la parte alta del pueblo y que por tanto nos permitía visitarlo en su totalidad.
Un poco de televisión, charlas, cena y pronto a dormir. Al día siguiente había que volver a levantarse temprano.

DÍA 3 / Visita a Albarracín y vuelta a casa.

Domingo. Otra vez el despertador a las 08:15h, desayuno, arreglo de maletas y a las 10h todos dentro del coche. Esta vez con destino a Albarracín ya que no queríamos hacer toda la vuelta de un tirón.
Hay que decir que Albarracín, (Teruel), es una preciosidad de pueblo de poco más de 1.000.- habitantes, (según datos del INE de 2024), y es Monumento Nacional desde 1961, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de 1996 y propuesta por la Unesco para ser declarada Patrimonio de la Humanidad, con sus edificios de color «rojizo», (a excepción de uno que es de color azul), sus calles empedradas, su catedral del Salvador del siglo XVI, sus altísimas murallas de la Edad Media y que en su punto más alto tienen la Torre del Andador del siglo X. Aparte de su amplia oferta hotelera y gastronómica, y también de la inmensa oferta para poder hacer, por ejemplo, un tour guiado por la población. Aquí, en Albarracín fue dónde decidimos buscar un sitio para comer, (un sitio que debía cumplir dos requisitos: tener menú para personas celíacas y que además fuera «petfriendly»), y lo encontramos. A la salida del pueblo dirección Valencia se encuentra el restaurante La Zahora, un bar de tapas y restaurante con unas excelentes hamburguesas caseras, (nosotros probamos la de pato, la de ciervo y la de cerdo, esta última sin gluten y también un rollo de espinacas fabuloso, todo esto acompañado de nachos, (también sin gluten), y unas espectaculares patatas bravas. Un lugar que desde fuera no llama la atención especialmente puesto que da la sensación de ser un bar de carretera pero que tiene una muy muy buena cocina y un interior muy acogedor.
Terminada la comida era hora de emprender el regreso a casa, pasando antes por Valencia. Cerca de las ocho de la tarde, (y poco más de mil kilómetros después), entrábamos en nuestra casa y dábamos por finalizado el viaje.

Recomendaciones :

  • Calmarza, Nuévalos, Jaraba, Ibdes, Calatayud.
  • Apartamento Rural La Cascada de Calmarza.
  • Bar Social de Calmarza.
  • Monasterio de Piedra.
  • Albarracín.
  • Restaurante La Zahora.

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